domingo, 19 de octubre de 2014

Mente difusa en tiempo de espera

Hoy más que nunca en estos ojos conectados con el fuego de la emocionalidad, siento como poco a poco la esperanza floreciente en mí se merma un poco, momentáneamente se hace a un lado para llevar en carne viva el peso de la autocomplacencia de la soledad meditada, tal vez con un poco de recelo a los mundos maravillosos vistos en fragmentos difusos pero bastante potentes que muestran esa carencia que no puedo ocultar, esa felicidad ajena que hace brotar una sonrisa triste de emoción porque hay cosas que valen proteger y valen vivir a intensidad en este mundo frío y ajetreado en la instantaneidad, pero triste porque estás de espectador, estás de observador distante de un ensueño que si bien no será perfecto en muchas cosas representa esa aceptación que a pesar de tanto desarrollo de la autoestima, de caminos a recorrer, de habilidades y conocimientos hay días que falta, hay días que quisieras sentir que perteneces a algún lugar, que alguien añora el calor de tus manos y una tímida caricia elevada al viento que lo significa todo y quedas absorto en la candidez que emana de tu pecho y ves reflejado en unos ojos que por un instante solo se fijan en ti. 

Veo todo eso, veo sueños rotos en miradas ocultas, veo soledades conjuntas en silencio perpetuo esperando el momento justo a explotar en jubilo o en desazón pero explotar al fin y al cabo. veo miradas de admiración inocente, actitudes lascivas circunstanciales que pasarán al olvido, veo en sus ojos el mismo deseo de por breves instantes de vida sentirse parte de algo más grande que un conglomerado de incomprensiones solitarias esperando en cada mirada un poco de admiración, un poco de amabilidad, un poco de esa humanidad que necesitamos desesperadamente.

Me veo a mí reflejándome en iris ajenos para sentir a través de otras miradas lo que es tener una ilusión correspondida, me veo conociendo mundos de fantasía coexistentes que cuya cabida hacia mi será la de un turista, las de un observador alegre, participante, mas no protagonista y a pesar de mis convicciones y mis anhelos por esperar, hoy la soledad me pesa, circunstancialmente pero me pesa y no puedo dejar de pensar que si bien hay esperanza , la espera cuesta mucho más que la búsqueda, porque en su tiempo ocurrirá, no en el mío, no en el de mis anhelos, no en el de mis planes. Ocurrirá cuando deba ser y no cuando yo lo demande.

Definitivamente la paciencia es una virtud difícil de cultivar....