domingo, 11 de enero de 2015

Del invierno de la fantasía y otros males banales

Hoy en esta noche un tanto fría, un tanto insulsa y carente de magia me siento incompleta, siento como fragmentos de mi se han perdido, siento que muchos momentos alegres se desvanecen en el olvido como un aroma de caramelos perdidos en una lluvia torrencial y donde antes había pura y llana fantasía siento ese vació sin nombre de la pasividad emocional acercándose como una niebla gris que consume el color y el brillo a su paso.

¿Qué ha sucedido con los niños internos? ¿qué ha sucedido con nuestras aventuras en parques y columpios? ¿con los dragones en el cielo y los fantasmas en la oscuridad? ¿qué ha sucedido con los miedos debajo de las camas y las esperanzas en una melodía que prometía helados fríos y de colores?
¿Quién se llevo la emoción a romper regalos y recoger dulces, a reventar piñatas y hacer serios que terminaban en carcajadas?¿con las cálidas tomadas de manos y las batallas de cosquillas, a ese héroe que salvaría al mundo de alguna sombra acechadora antes que sonara la campana?

No lo se, solo veo a compañeros míos consumidos en la grisácea cotidianidad del mundo, perdidos buscando algo para no encontrarse nunca más, porque creer en la magia es muy difícil, cómo sus dedos señaladores nos tildan de locos e inmaduros, de carentes de responsabilidad, de lunáticos.

Pero yo les pregunto; acaso no recuerdan los saltos en los charcos y los besos tímidos, los juramentos eternos y los compañeros de batallas, el esperar con ansias el fin de año y saber que todo sería perfecto, ¿acaso no reviven su infancia en la luz de esperanza de sus hijos, sobrinos o vecinos al verlos jugar o preguntar? yo siento como poco a poco el sufrimiento del mundo  agobia los colores y los hace palidecerse porque soñar es difícil, porque el levantarse al sentir que el dulce no es tan dulce, que los juegos no son lo mismo, que el amor muchas veces es una condena más que una ilusión alcanzable, y que no queda más remedio que lanzarse al olvido, y mandar con eso a amigos invisibles monstruos y aventuras al trasto, porque solo queda la abrumadora realidad de las cuentas por pagar, los ascensos laborales y sus fiestas donde perder la conciencia es el objetivo con el fin de impresionar a gente que no conoces ya porque en sus ojos no hay brillo real.

Siempre será más fácil negar lo que es fuera de este mundo a reconocer que en algún momento verlo brillar fue lo único que necesitamos para ser felices, un niño juega y si cae perdona para poder volver a jugar, si ha sido castigado por una mala acción llora pero después vive en el ahora y vuelve a sonreír,  porque ya es después y siempre hay una razón por la cual maravillarse por la cual volver a jugar. Guardo la esperanza que queden niños en los adultos que son ahora.

Porque yo como niña interna tengo miedo, tengo miedo a que la tristeza sea fuerte y no tenga con quien maravillarme para poder jugar, lo más complejo es que veo que el brillo de la magia en mis compañeros de rondas se atenúa con cada día y veo al espejo que la sociedad en la que estamos mata sueños y esperanzas porque ya nos duelen las caídas y la promesa de la seguridad es más fuerte que una aventura futura, nos fracturamos el deseo con cada vez que caemos.

Niños, niñas, héroes y heroínas alcen sus espadas al viento y canten conmigo porque hoy vivo y hoy juego y hoy jugaran conmigo, jugaremos a no dejar desfallecer lo maravilloso del mundo, la eternidad que hay en una roza o un un juego, en una batalla y un primer beso, seamos guardianes de la infancia y de la infancia que en nosotros no puede morir, porque a pesar de las derrotas y los fracasos mañana siempre habrá un nuevo juego.

Así que busquen en sus corazones y recuerden que el valor de la fantasía reside en hacerla realidad y vivir la magia intensamente todos los días y sonrían no saben cuando podrían salvar a un niño interno como yo. Crean en la magia, crean en el amor y sobre todo crean en ustedes pues en ustedes residen tanto el amor como la magia.

Discurso de Samantha estrella celeste en la corte de las hadas andinas.