Cuando en ruinas tu alma está,
Y tus fuerzas desfallecen sin cesar,
Esa debilidad abrumadora expuesta,
Que se niega a confesar.
Recuerda que en tu interior la fuerza yace manifiesta,
Es la voluntad perdida la que todo lo orquesta,
La ventana a nuevos mundos y felicidades, a dejar la mirada funesta,
Y verán como la brisa veraniega calienta la fría floresta.
Voluntad de temple y cambio,
Guíame a mi destino anhelado,
Que cada problema en mi camino no termine en agobio,
Que cada éxito en mi camino no me deje adormilado.
Que las despedidas no me rompan,
Y las bienvenidas no me amedrenten,
Que las caídas me enaltezcan,
Y las victorias me hagan sonreír humildemente.
Que la oscuridad no me empantane el alma,
Y que la luz no me haga vanidoso,
Que el poder no me quite la claridad y la calma,
Que el ser vulnerable no me haga quejumbroso.
Que mis pasos creen un camino,
Y no dejar que como hojarasca al viento se decida mi destino,
Que el miedo no me sea paralizante,
Que mi valentía permanezca imponente.
E incluso en el momento más álgido y oscuro,
Una sonrisa ilumine claramente,
Que pueda seguir caminando hacia el futuro,
Porque cuando me conozca finalmente,
No habrá grillete ni muro,
Que pueda detenerme.
Me gusta como hablas en este poema del valor y de los altibajos de la vida, es muy esperanzador saber que dentro de nosotros existe la templanza para poder enfrentar la vida misma...
ResponderEliminarQue las bienvenidas no me amedranten..
Gracias :D
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